
Según Vigotsky, la Zona de Desarrollo Próximo es la distancia que hay entre el nivel de desarrollo real de los niños y su desarrollo potencial bajo el apoyo de un adulto. Por otro lado, entendemos por conciencia fonológica la toma de conciencia de los componentes fonémicos del lenguaje oral y la adquisición de diversos procesos que se pueden realizar sobre el lenguaje oral.
Bajo la distinción expuesta, ¿se podría considerar la conciencia fonológica como una Zona de Desarrollo Próximo para el aprendizaje de la lectura?
Por supuesto que sí. Numerosas investigaciones han comprobado que la instrucción fonológica es significativa sobre la lectura y la escritura, enfatizando tanto la decodificación como la comprensión lectora. En este sentido, las diferencias en la instrucción fonológica que hayan tenido los niños, no se perciben sólo en la lectura inicial, sino que se extienden hasta cuarto grado.
En un comienzo, las destrezas fonológicas de segmentar, integrar y segmentar-integrar fonemas sobre la lectura, tienen una relación causal con el aprendizaje de la lectura. Sin embargo, avanzada la edad del niño, se produce una relación recíproca entre el aprendizaje de la lectura y los procesos fonológicos.
Los pasos a seguir al momento de desarrollar la conciencia fonológica para enseñar a leer son: entrenar la conciencia fonológica a nivel del fonema (ritmo, segmentación, categorización de sonidos e identificación), trabajo en el aislamiento de fonemas y trabajar la representación de la estructura interna de las sílabas. De esta forma se logra un mayor de desarrollo de las habilidades fonológicas, obteniendo un mejor nivel lector en primer año.
Lo que se ha expuesto anteriormente se refiere al desarrollo de habilidades fonológicas para potenciar el aprendizaje de la lectura, pero ¿cómo evaluamos dichas habilidades? Existen muchas tareas para realizar la evaluación. Entre ellas está: la duración acústica, la identificación de palabras, el reconocimiento de unidades, las rimas, la clasificación de palabras, la combinación de unidades, el aislamiento de unidades, contar unidades, descomponer en unidades, añadir unidades, sustituir unidades, suprimir unidades, especificar la unidad suprimida, invertir unidades y escritura inventada. Todas estas tareas varían al momento de evaluar, ya que interfieren distintos factores dentro de cada tarea. Por otra parte, cabe decir que las tareas tienen distintos niveles de complejidad, lo que indica una secuencia evolutiva al momento de evaluar.
En conclusión, la activación de los procesos fonológicos en la enseñanza preescolar desempeña un papel impulsador de la decodificación, ya que compromete a los niños en el dominio de los componentes fónicos del lenguaje oral y facilita su asociación con la escritura.
Bajo la distinción expuesta, ¿se podría considerar la conciencia fonológica como una Zona de Desarrollo Próximo para el aprendizaje de la lectura?
Por supuesto que sí. Numerosas investigaciones han comprobado que la instrucción fonológica es significativa sobre la lectura y la escritura, enfatizando tanto la decodificación como la comprensión lectora. En este sentido, las diferencias en la instrucción fonológica que hayan tenido los niños, no se perciben sólo en la lectura inicial, sino que se extienden hasta cuarto grado.
En un comienzo, las destrezas fonológicas de segmentar, integrar y segmentar-integrar fonemas sobre la lectura, tienen una relación causal con el aprendizaje de la lectura. Sin embargo, avanzada la edad del niño, se produce una relación recíproca entre el aprendizaje de la lectura y los procesos fonológicos.
Los pasos a seguir al momento de desarrollar la conciencia fonológica para enseñar a leer son: entrenar la conciencia fonológica a nivel del fonema (ritmo, segmentación, categorización de sonidos e identificación), trabajo en el aislamiento de fonemas y trabajar la representación de la estructura interna de las sílabas. De esta forma se logra un mayor de desarrollo de las habilidades fonológicas, obteniendo un mejor nivel lector en primer año.
Lo que se ha expuesto anteriormente se refiere al desarrollo de habilidades fonológicas para potenciar el aprendizaje de la lectura, pero ¿cómo evaluamos dichas habilidades? Existen muchas tareas para realizar la evaluación. Entre ellas está: la duración acústica, la identificación de palabras, el reconocimiento de unidades, las rimas, la clasificación de palabras, la combinación de unidades, el aislamiento de unidades, contar unidades, descomponer en unidades, añadir unidades, sustituir unidades, suprimir unidades, especificar la unidad suprimida, invertir unidades y escritura inventada. Todas estas tareas varían al momento de evaluar, ya que interfieren distintos factores dentro de cada tarea. Por otra parte, cabe decir que las tareas tienen distintos niveles de complejidad, lo que indica una secuencia evolutiva al momento de evaluar.
En conclusión, la activación de los procesos fonológicos en la enseñanza preescolar desempeña un papel impulsador de la decodificación, ya que compromete a los niños en el dominio de los componentes fónicos del lenguaje oral y facilita su asociación con la escritura.
